lunes, 8 de junio de 2015

CIRCULAR AGUASCEBAS, CASCADA DE LA PALOMERA, NARIGÓN, PALANCARES, TRANCO DEL ACEBO (SIERRA DE LAS VILLAS) 07-06-2015


Gran ruta por el sector más meridional de la extraordinaria Sierra de las Villas, en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, recorriendo algunos de los rincones más desconocidos de la misma.

Para empezar la bellísima cascada de la Palomera o de Hoyo Redondo, cuyo acceso es complicado, por la pendiente, con terreno suelto y la densa vegetación que tapiza el mismo. Y si impresionante es situarse junto a esta cascada, a pesar de su escaso caudal, no menos impresionante es llegar a la parte superior de la misma a través de una escalera de toba. Si bien hay que decir que para llegar a la misma, el sendero está desaparecido y hay que ascender por un terreno muy escarpado con pequeñas trepadas.

Después ascendemos a la singular peña del Narigón, que vista desde muchos ángulos hace honor a su topónimo y desde la que se obtienen grandes panorámicas de gran parte de este Parque Natural, de Sierra Mágina y de la campiña olivarera.

Durante algunos kilómetros recorremos el GR-247, pasando por el refugio de la Fuente de la Zarza y a través de un magnífico sendero de herradura llegamos al paraje de los Palancares.

Por el precioso sendero de la Cumbre llegamos al cortijo del Tranco del Acebo, donde tomamos la impresionante escalera (como llaman es esta sierra a los pasos entre grandes paredes pétreas y así acceder a las partes más altas. De esta forma se comunicaban unos cortijos y navas con otros), que nos permite descender a la zona del Aguascebas.

Si hay un rasgo común en toda la ruta, es su carácter etnográfico , la antropización del paisaje, restos de que antaño muchos de estos rincones estuvieron habitados y aún lo siguen estando, a diferencia de otras zonas de este Parque Natural. Y por su puesto donde hubo gentes, hay caminos , hay senderos, restos de bancales donde se roturaba la escasa tierra fértil, fuentes...


Estacionamos el vehículo en el cortijo de la Canaleja o de la Tía Eufemia (según el mapa que consultemos cambia el topónimo), muy cerca del Embalse de Aguascebas, donde hay una pequeña explanada al efecto.
Caminamos unos metros por el asfalto hacia el suroeste y tomamos el tercer carril que sale a nuestra izquierda, junto a las ruinas del cortijo de Caracho o Garacho. Este carril lo seguimos hacia el sur, junto al arroyo de la Canaleja hasta que llegamos al cortijo de Amores, donde cambia bruscamente de dirección (al noreste) y abandona el arroyo de la Canaleja , para remontar la vertiente del arroyo de Plaza o de Hoyo Redondo (todos estos arroyos forman el río Cañamares).
Pasamos junto a varios cortijos, como el de Tapuelas y el de Oliver. En las intersecciones y cruces, seguimos de frente , en busca del anfiteatro donde se sitúa la cascada de la Palomera y que ya empezamos a ver.
Llegamos a una puerta que cierra el carril y a la derecha arranca otro que lleva hasta el cercano cortijo del Molino.

Un poco antes de llegar a la valla de este último cortijo, tomamos a la derecha un pequeño carril que vadea el arroyo de Hoyo Redondo. Al poco de vadear el arroyo a la izquierda hay una valla tirada por donde pasamos a un bancal. Buscamos la orilla izquierda del arroyo (la derecha de nuestra marcha). Un senderete acompaña esta orilla aguas arriba y una manguera nos puede servir de guía. La vegetación es densa, pero por ahora se puede pasar sin problemas. Llegamos a un punto donde el sendero se acerca bastante a la orilla y la vegetación hace ya muy difícil seguir por donde vamos, por lo que es el momento de vadear el arroyo y seguir por el margen derecho (el izquierdo de nuestra marcha). Con agua abundante puede ser un problema hacerlo sin mojarnos.
Seguimos por donde la vegetación nos lo pone menos complicado, pero lo mejor es de momento alejarse del arroyo ascendiendo hacia los ya cercanos cortados del anfiteatro de la Palomera. El terreno es muy pendiente y suelto, aunque no reviste peligrosidad.
Ya muy cerca de los cortados la vegetación es más clara y hacia el sureste vamos en busca de nuevo del arroyo. Estamos muy cerca de la cascada de la Palomera, hay una gran roca entre ella y nosotros. Hay que subir a esa roca y por su lado izquierdo se puede hacer. Hay que realizar una pequeña trepada, donde hay que extremar la precaución, pues la cercanía de la cascada puede hacer que las rocas estén mojadas y nos podamos escurrir.
Desde esta roca podemos admirar en toda su plenitud la magnífica cascada de la Palomera; a uno le embarga la sensación de ser un privilegiado al encontrarse en un paraje de tanta beldad.

Por detrás de la roca seguimos ascendiendo por una torrentera muy escarpada, por donde debió ir un zigzagueante sendero ya inexistente. Al poco tiempo vemos a nuestra derecha lo que buscábamos, la escalera esculpida el roca toba de la que nos habían hablado y que tantas ganas teníamos de ascender. Tiene breves metros pero parece mentira por donde buscaban los serranos los pasos entre los grandes paredones pétreos. Quien vea a una cierta distancia el anfiteatro de la Palomera difícilmente se puede creer que junto a su cascada haya un sendero.
La escalera de toba termina justo donde las aguas del arroyo de Hoyo Redondo se desploman en la cascada de la Palomera. Seguimos el sendero hacia el este, junto a las aguas del arroyo hasta que llegamos a la zona donde se sitúan las ruinas del cortijo de Cañamarillos (aunque por su arquitectura parece una casa forestal).

Seguimos remontado el arroyo por un sendero hasta que llegamos a una amplia explanada donde se unen varios arroyos y llegan dos carriles. Seguimos el carril que hacia el sur remonta un barranco, pasando por la fuente del Cerezo, nacedero que brota desde el suelo.
Llegamos a las ruinas de la casa forestal de Hoyo Redondo, donde abrimos una puerta en un vallado para poder continuar. Ahora el carril se torna muy difuso entre viejos bancales de cultivo, pero no hay perdida, hay que remontar el barranco hasta llegar a un collado que hay en la parte superior del mismo. Un poco más adelante vuelve a adivinarse el carril, bueno ,más bien un jorro maderero cubierto de vegetación y que va entre el pinar y una zona que se quemo hace años.

Llegamos al collado ,donde hay un vallado. Las vistas desde aquí empiezan a ser espectaculares. A nuestros pies el valle del río Cañamares, enfrente la Sierra de Cazorla y el valle del Guadalquivir con su campiña olivarera. Seguimos hacia la peñas que tenemos a nuestra izquierda. Vamos hacia el este por veredas de ganado, por un terreno muy erosionado y despejado.
Ya vemos la peculiar peña del Narigón , hacia la que nos dirigimos .Vamos campo a través hacia el sureste, por un terreno que no es complicado. Cruzamos un carril y seguimos en la misma dirección, ahora entre un denso pinar, en suave ascenso. Tomamos una senda, que encontramos de casualidad y que en un principio pensábamos que era de ganado, pero por su trazado seguro que es obra de la mano del hombre.
Esta senda pasa por debajo de los cortados del Narigón y llega a un collado. Más tarde retomaremos la senda para llegar a la pista por donde discurre el GR-247 en el Collado de los Plomillos.
Ahora ascendemos hacia el oeste primero, norte después, a la cima del Narigón. Como mencione antes las vistas desde esta peña son fantásticas. Tras recrearnos un rato con tan bellas panorámicas tomamos el anterior sendero y hacia el sur llegamos al collado de los Plomillos.

Siguiendo por pista y coincidiendo con el GR-247 Bosques del Sur, hacia el noreste, durante algo más de 4,5 kilómetros llegamos al Collado de la Nava del Puesto, pasando antes por las ruinas de los cortijos del Tío Comino y de la Fuente de la Zarza, (reconvertidas estas últimas en refugio para senderistas con la creación del sendero de gran recorrido).
Cerca del Collado de la Nava del Puesto, hay una bifurcación de senderos junto a una vieja caseta forestal. Tomamos el de la izquierda abandonando el GR-247.

Seguimos ahora un maravilloso sendero de herradura, con partes bien conservadas con muros de mampostería. Este sendero es denominado en los mapas topográficos como “camino de la cumbre” y durante todo su recorrido esta señalizado con dos franjas blancas paralelas pintadas en troncos de pinos y en rocas. Este sendero va bordeando el espectacular circo montañoso de Hoyo Redondo, formado por picos como el Puntal de las Cabras, el Narigón, el Caballo de la Zarza, Nava del Puesto, Morra de los Pinos Blancos, Pez de Trigo, La Cumbre....
En un principio vamos dirección noroeste hasta llegar al collado de los Palancares. Aquí hay intersección de senderos, aunque muy difusos todos ellos, nosotros seguimos en la misma dirección que llevábamos , al noroeste, pero antes nos asomamos para ver el cercano cortijo en ruinas de los Palancares con el Pardal de fondo.
El sendero se va viendo de nuevo con nitidez. Pasamos por el paraje de la Cruz del Helado y casi sin darnos cuenta llegamos al cortijo del Tranco del Acebo.

Desde este cortijo seguimos el sendero hacia el oeste, descendiendo por una preciosa y zigzagueante escalera hasta que llegamos a un carril que lleva a un cercano cortijo.
En este punto hay que advertir que nosotros seguimos el carril hacia el suroeste y que nos lleva al punto de inicio de la ruta, pero hay que saltar dos puertas cerradas con candados. Por lo que recomiendo seguir el sendero , que sigue señalizado con las dos franjas paralelas blancas y que atraviesa el carril ,descendiendo hacia el oeste a través de la escalera de la Lancha Candiles y que también nos lleva al punto de inicio, acortando algunos metros, sin tener que saltar puertas y por senda , que es siempre es mejor que la pista.













Partimos desde el cortijo de la Canaleja o de la Tía Eufemia.

Por el carril que transita junto al arroyo de la Canaleja.

En el cortijo de Amores cambiamos a la vertiente del arroyo de Hoyo Redondo.

El anfiteatro de la Palomera.

Llegamos al cortijo del Molino.

Tras una zona algo dificultosa por la densa vegetación y el terreno suelto nos acercamos a la cascada.


Cascada de la Palomera entre increíbles formaciones de roca toba.

A pesar del escaso caudal la cascada es espectacular.

Altos cortados nos rodean.

Roca a la que debemos encaramarnos para poder continuar.

Impresionante la Cascada de la Palomera.



Por donde hay que ascender para encaramarse a la roca.

No es demasiado complicado, pero hay que trepar un poco.



El valle del Cañamares.


Otro tramo un poco "complicado" para llegar....

...a la escalera de toba.

Impresionante paso por encima de la cascada.



Tramo final de la escalera de toba...

...que en breves metros nos lleva al cortijo de Cañamarillos.

Surgencia de agua en Fuente Cerezo.

Vallado en la Casa Forestal de Hoyo Redondo.

Ruinas de la Casa Forestal de Hoyo Redondo.

Llegamos al Collado de Pedro Gómez, desde el que podemos disfrutar de grandes vistas.

La Sierra de Cazorla.

Camino del Narigón también disfrutamos de muy buenas panorámicas de este rincón Villano.

El anfiteatro montañoso que forma Hoyo Redondo.


El Puntal de las Cabras.

Cada vez más cerca del singular Narigón.

Ascendiendo por una zona que sufrió el azote de los incendios.

Al fondo los Vilchetes y Navazalto.

En la cima del Narigón, divisando el Caballo de la Zarza, la Morra de Pinos Blancos, Pez de Trigo...


Al fondo las sierras de Cazorla y del Pozo.

Sierra Mágina al fondo. Lástima que el día tuviera una atmósfera tan turbia.

En la punta del Narigón.

Amplias panorámicas se dominan desde aquí.

La campiña olivarera.

Por el GR-247...

...nos despedimos del Narigón.

Pasamos por las ruinas del cortijo del Tío Comino....

...y llegamos al refugio de la Fuente de la Zarza...

...levantado sobre las ruinas del viejo cortijo con la creación del GR-247 (algo positivo tendría que tener este sendero).

Tapuelas del viejo cortijo de la Fuente de la Zarza con las Banderillas de fondo.

En el collado de la Nava del Puesto.

Vieja caseta forestal donde se bifurca el sendero...

...y abandonamos el GR-247 para tomar el Camino de la Cumbre.

Precioso sendero de herradura.


El narigón visto desde el otro lado del anfiteatro de Hoyo Redondo.



Una delicia caminar por estos senderos.

Hoyo Redondo.

En el collado de los Palancares.

Ruinas del cortijo de los Palancares con el Pardal de fondo.

La Morra de Chorrogil.

La Morra de los Cerezos con su vieja caseta.

Cortijo del Tranco del Acebo.

Vilchetes , Navazalto y  la Lancha de Candiles

Paso o escalera en el Tranco del Acebo.


La Morra.

Cortados de las Buitreras.

Cortijo de Santoya.

La Lancha de Candiles.

La zona de la Palomera.

Casi a punto de concluir, una bella estampa impregna nuestras retinas: Navazalto y el pequeño y coqueto embalse de Aguascebas o Guarondo.

Otra perspectiva diferente de la Morra de Chorrogil.











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